Una ola de sonido inunda el lugar donde nos encontramos…El volumen nos aturde…la melodía de una contradanza se mezcla con el zumbido que genera una multitud al hablar, reír y exclamar… todo parece dar vueltas, como si la tierra girara haciéndonos perder el equilibrio…Antes de caer al suelo, el calor del interior parece enfriarse lanzándonos al rostro la brisa nocturna… El movimiento se detiene…En esta ocasión la ventana no nos muestra la visión del exterior, esta vez nos encontramos fuera, observando el interior del salón de una noble residencia inglesa…. Sorteamos los cuidados parterres y nos acercamos al alféizar para husmear…El brillo de las lámparas repletas de velas aumentan a través del reflejo de los enormes espejos del salón, llenando la estancia de luz…Casi un centenar de personas se reúnen alrededor de la pista de baile donde varias parejas ejecutan los pasos de la contradanza, adelantándose unos, retrocediendo otras, girando todos momentos después… el colorido de los vestidos, los elaborados peinados y el porte de los caballeros nos hacen ver que nos encontramos en el siglo XIX… La impresión de constatar este hecho no nos permite captar las primeras palabras de la conversación que se desarrolla cerca de nuestra ventana. Inclinamos la cabeza para observar cómo un hombre alto, atlético y de ojos cálidos se acerca a una dama de porte regio, belleza celta y expresiva sonrisa…
-A mi víbora estaba buscando.
-¿Y la ha encontrado ya, mi lord? – le pregunta la joven con fingida inocencia.
-Eso creo, es escurridiza y odia la hipocresía de la alta y distinguida sociedad inglesa- el caballero se lleva una copa a los labios mientras evalúa a la joven con la mirada. Salta a la vista la complicidad de ambos, la joven se encoge levemente de hombros – por eso creía haberla visto en este rincón, escondida, esperando a lanzar su veneno a quien ose menospreciar su trabajo como administradora de una gran fortuna- el sarcasmo estaba patente en cada una de sus palabras.
-Andrew, si te refieres al comentario de tu amiga sobre mi procedencia y mi empeño en realizar trabajos de hombres, puedes irte al cuerno- Ciara dejó a un lado el juego para encararlo y saltarse la buena educación. Su enfado aumentó ante la carcajada mal disimulada del conde- Bastante hice con alejarme sin decirle lo que tenía en mente.
-¡Aquí está mi víbora, me tenías preocupado! – rio Andrew- Sabes de sobra que Caroline pretendía provocarte. Nuestra historia comienza a ser conocida y todos quieren saber los detalles que lograron que una huérfana heredara una fortuna y cazara a un conde…
-¿Eso es lo que dicen? Me niego a que lo crean así ¿¡Que yo te cacé a ti!?- la joven resopló como jamás haría una dama de buena cuna.
-¿Y qué vas a hacer para evitarlo?- preguntó Andrew observando cómo la joven entrecerraba los ojos mientras le daba forma a alguna idea en su cabeza.
-Lo publicaré, haré que cualquiera pueda conocer la historia…Hasta el más reacio.
-No voy a preguntar cómo, porque estoy seguro que lo conseguirás…- tras una pausa le ofreció el brazo con una exagerada reverencia y le guiñó un ojo- ¿mi lady?- ella aceptó y juntos se alejaron.
Ciara no desea que nadie se quede sin conocer la historia que narra Instrumentos del Destino… podrás descubrir los detalles a través del ebook en Amazon pinchando aquí
Sinopsis