Un golpe seco tras otro, constante, mecánico y repetido en el tiempo. Nuestros sentidos se agudizan volviendo la vista hacia la ventana. Intensos rayos de luz atraviesan el vidrio cortando el aire con la visión del polvo en suspensión. ¡Cloc! De nuevo el golpe que nos había llamado la atención vuelve a repetirse. Nos asomamos para buscar las señales que Ventana al Pasado nos suele ofrecer.
Nos encontramos apoyados en un marco de madera, el día es claro aunque el viento es fresco. No hay ruido de ciudad. Los sonidos que nos rodean provienen de la naturaleza. Los golpes que continúan siendo constantes nos hacen otear entre las ramas de los árboles que rodean la vivienda. Un hombre de gran espalda cubierta por una camisa de lino usada, parte con un hacha trozos de troncos. La cabeza morena de largos cabellos se mueve de manera mecánica y descarga los golpes con más fuerza de la necesaria haciendo que las astillas salten por los aires. Seguir leyendo «Vestigios de una historia IV»