Un pueblo situado en las medianías de la isla de Gran Canaria acoge la historia de los protagonistas de El Rumor de las Folías. Santa Brígida se engalana en las fiestas en honor a su patrón y sus habitantes acuden sacudiéndose el peso de la rutina, en busca de distracciones y con deseos de disfrutar de la música. Por aquella época lo que hoy llamamos folclore canario, no eran más que la melodías, bailes y cantos que se alzaban en sus fiestas. Hoy los conocemos como Isas, Folías, Seguidillas canarias, Tajarastes, Malagueñas…
Al caer la noche de la víspera del 1 de Noviembre son muchos los que se preparan para celebrar el día de los difuntos.
Si te acercas a la ventana, escucharás el sonido del gentío, acordes arrancados a instrumentos musicales y el olor de las castañas asadas ascendiendo por el aire. La noche cae fría pero si te asomas y logras atisbar entre las ramas de los árboles de la finca de los Westerling, podrás observar qué sucede allí abajo…