Sin previo aviso las hojas de la ventana se abren con fuerza. El golpe de viento agita las cortinas alertándonos. Nos acercamos con rapidez para cerrarla pero el bullicio que surge al otro lado nos detiene. Tal y como vino, el viento cesó y todo volvió a su lugar; salvo la ventana abierta.
Ante nosotros aparece una pesada cortina aterciopelada como único paisaje. Comenzamos a mover los pliegues para poder conocer qué señales nos trae en esta ocasión Ventana al Pasado, pero el tejido es pesado y las voces del otro lado noS hace ser precavidos. Con suma lentitud logramos que una luz ambarina nos muestre el lugar donde nos encontramos. Nos sentamos sobre el alféizar para estar más cómodos y poder sostener la cortina con mayor facilidad. Seguir leyendo «Descubrir un viaje más…»